La escultura se llama la “La cariatide tombée portant sa pierre” (La cariátide caída llevando su piedra) de Rodin. Se trata de una obra que al principio no vi, pequeña, de mármol, blanquecina, frágil…
Y cuando la observé bien, por unos minutos me transporté a otro lugar. Se trata de una mujer joven, bella, abrazada a una piedra que le aplasta de manera incesante, dolorosa, pero que ella parece querer soportar y que se funde en ella, formando un solo elemento.
Es una mujer que se enfrenta a la vida con coraje, pero que no puede evitar sentirse desbordada por el peso que la vida pone en sus hombros. Sus rasgos delicados parecen disimular el dolor al que se enfrenta y sus ojos cerrados reflejan la fuerza que necesita para soportarlo con tanta dignidad.
Ella y la piedra parecen formar un solo ser, hasta tal punto que Rodin consiguió transmitir el calor humano a través del mármol y parece que fluya a través de la piedra la energía que nos da vida. Por un segundo, al ver una criatura tan real surgir de la piedra apetece acurrucarla entre las manos y levantar por un segundo el peso que lleva.
Esta interpretación es completamente personal, pero la fuerza que me transmitió esta escultura me ha impulsado ha escribir, por si alguien visita algun dia el museo, no pase por alto este pequeño estudio que refleja todo el genio de Rodin.