17 de noviembre de 2007

Firenze sogna

Florencia es sin duda una de las ciudades más bonitas del mundo. O al menos a mi me lo parece. Pasear por ella es uno de esos pequeños placeres gratuitos de la vida, y los recorridos por sus pequeñas calles sinuosas son sin duda una delicia.

Aunque en la orilla norte del Arno se concentran miles de turistas, la orilla sur conserva aún su lado más auténtico. A este lado de la ciudad, existen calles como la via del Canneto, que parece sacada de una postal; plazas como la Piazza di Santo Spirito, que tiene un ambiente muy agradable en verano, con su pequeño mercado albergado bajo preciosos árboles, bellas iglesias, y miles de bares-entre los que destaco uno frente a la iglesia principal, en el que venden trozos de pizza delicioso por 1.5 euros-; parques como il Giardino di Boboli, uno de los mayores de la ciudad (que desgraciadamente no es gratis).

Sobre esto último, me gustaría decir que Florencia puede resultar muy caro especialmente si se visitan muchos museos, y que es muy conveniente alejarse de los centros turisticos para comer, ya que sino la visita puede salir carísima. También decir que el transporte público (autobús) va siempre lleno y nadie controla si se lleva billete o no, así que....

Por otro lado, es obvio que uno no puede dejar de visitar lugares tan famosos como el magnifico duomo, il campanile, il battisterio, la Santa Croce, Santa Maria Novella, la Galeria degli Uffizi y dell’Accademia, la Piazza della Signoria, il Palazzo Vecchio, la Piazzale Michelangelo… sobre los que encontrareis fácilmente información en páginas como esta

Como últimos consejos si decidís ir a esta magnífica ciudad os diría que intentarais aprender un poco de esa bella lengua que es el italiano y que, sobre todo no dejarais pasar la oportunidad de probar sus helados (entre ellos la crema fiorentina o el de chocolate y naranja de la heladería que esta al sur del ponte della Carraia)

30 de octubre de 2007

Madrid, la ciudad que nunca duerme

No puedo creer que ya haya pasado un mes desde mi última entrada. La verdad es que desde que entré a la universidad no he tenido mucho tiempo de actualizar.

Bien, como hace cierto tiempo que no viajo, voy a centrarme en Madrid, la que ahora es "mi" ciudad. La verdad que la elegí porque creo que aquí siempre hay algo interesante que hacer... y no me ha defraudado.

Durante este mes, he podido hacer miles de cosas bien diversas, y aquí van algunas sugerencias:

-La noche en blanco: aunque al final no pude ver mucho de lo propio a esa noche (ibamos en grupo y cada uno parecía querer ver algo distinto), creo que merece la pena simplemente por ver el centro de madrid iluminado y sin coches, lleno de gente...un punto negativo: las colas para entrar a cualquier lado.

-Concierto en un bar: fui a ver un concierto de un grupo que interpretaba las canciones más famosas de los Beatles y la verdad es que no me decepcionó en absoluto: había momentos en los que si cerrabas los ojos incluso podías imaginar que eran los beatles de verdad. El ambiente del bar (de cuyo nombre no me acuerdo) era relajado, con algunos sofás y mesitas, luz tenue y (desgraciadamente) un halo de humo de cigarrillos. Único punto negativo, los 5 euros por un café.

-El rastro: este fin de semana he ido al rastro, a ver ese típico ambiente que todos me habían contado. La gente estaba presente, los puestos también, pero, para mi sorpresa, muy pocos eran de segunda mano, que era a lo que yo me esperaba. Recomiendo también probar alguna de las tapas, que tienen una pinta excelente. Cuando ya se estaba cerrando vi algunos puestos de segunda mano con objetos sacados de otras eras, pero ya era un poco tarde así que...habrá que madrugar más otro día.

-Paseos por la gran vía de noche: si venis a Madrid teneis que pasearos de noche por el centro, los edificios se iluminan y la arquitectura gana teatralidad y dramatismo, hasta el punto de que parece que todo es un gran decorado de otra época.

-El circulo de bellas artes: la reciente exposición de fotografía momentos estelares merece realmente una visita, especialmente para todos aquellos interesados en la fotografía, ya que aparecen algunas de las obras más famosas, como la "Muerte de un miliciano" de Robert Capa. También es de interés la biografía en fotos del Che, aunque a decir verdad es un poco líosa ya que resumen demasiado su vida, dejando algunos puntos de unión en blanco.

Esto son solo algunas de las cosas que se pueden hacer aquí, y pronto visitaré más lugares, entre los que destacaría: el teatro (cuando haya money), danza del vientre en una tetería, barrio de lavapiés, restaurantes exóticos, tiendas de ropa de segunda mano...arrivederci!

30 de septiembre de 2007

La cariatide tombée

Bien, volviendo en los pensamientos quiero compartir un hecho que realmente me marcó: una escultura en Bruselas en el museo Real de Bellas Artes, que os aconsejo realmente visitar (siempre antes de las 5 de la tarde, cierran muy pronto).

La escultura se llama la “La cariatide tombée portant sa pierre” (La cariátide caída llevando su piedra) de Rodin. Se trata de una obra que al principio no vi, pequeña, de mármol, blanquecina, frágil…

Y cuando la observé bien, por unos minutos me transporté a otro lugar. Se trata de una mujer joven, bella, abrazada a una piedra que le aplasta de manera incesante, dolorosa, pero que ella parece querer soportar y que se funde en ella, formando un solo elemento.

Es una mujer que se enfrenta a la vida con coraje, pero que no puede evitar sentirse desbordada por el peso que la vida pone en sus hombros. Sus rasgos delicados parecen disimular el dolor al que se enfrenta y sus ojos cerrados reflejan la fuerza que necesita para soportarlo con tanta dignidad.

Ella y la piedra parecen formar un solo ser, hasta tal punto que Rodin consiguió transmitir el calor humano a través del mármol y parece que fluya a través de la piedra la energía que nos da vida. Por un segundo, al ver una criatura tan real surgir de la piedra apetece acurrucarla entre las manos y levantar por un segundo el peso que lleva.

Esta interpretación es completamente personal, pero la fuerza que me transmitió esta escultura me ha impulsado ha escribir, por si alguien visita algun dia el museo, no pase por alto este pequeño estudio que refleja todo el genio de Rodin.

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